lunes, 31 de enero de 2011

Uno


Son las 22.35 de la noche. Ya no tengo ganas de seguir fingiendo. Solo quiero dejar de ser la mínima expresión de una cantidad. Uno. Eres como una jodida herida. Si te toco se que me va a doler, pero no puedo evitar tocarte, una y otra vez. Y me gusta, me gusta mucho. Pero odio que me guste, por que eso me impide desatarme de ti, de tu recuerdo, de tu persona. Solo quiero ver al cielo quemarse rápidamente, una combustión instantánea. Que mi vida deje de ser como una partida de poker, en la cual solo puedo tener una cara, dando igual lo que piense o sienta, por que los demás se enterarían. Y no quiero compasión. Solo quiero un beso. Y no un beso de Judas, uno verdadero. No quiero mirar al espejo y ver solo un reflejo. No quiero que mi días sean copias del anterior. Pero no puedo cambiarlo. Nunca he podido, y no se si podre. Y tengo miedo de no poder hacerlo, de que todo termine como empezó. Tengo miedo de mi mismo, de ser lo más parecido a la persona ya no quiero que este cerca de mi. Y me estoy convirtiendo en ello. Siempre me suelo jurar que voy a cambiar. Pero ya he intentado cambiar muchas veces y no lo he conseguido. No soy capaz. Y no quiero estar solo. Lo odio, y aunque la quiera, todo es siempre cosa de dos.

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